“Tenemos tres años para salvar al clima”

Desde la óptica de Juan Carlos Villalonga, según su exposición durante el evento "Viento & Energía 2017", al sector energético debe exigírsele un esfuerzo enorme e inmediato en materia ambiental. Lo bueno, según el Diputado, es que la tecnología que puede permitir esta proeza ya se encuentra disponible y es competitiva.


En líneas generales, el panorama de las energías renovables a escala mundial luce alentador, pero el desafío ambiental que el planeta tiene por delante es enorme. Así lo cree Juan Carlos Villalonga, diputado nacional por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) y ex presidente de la Agencia de Protección Ambiental (APrA).

“A pesar de las buenas noticias que ven la luz día a día, todavía no estamos a la altura de las necesidades y los retos que impone el calentamiento global”, advirtió. A nivel local, acotó, después de mucho soñar y despotricar el país se está acercando a un marco regulatorio y a una política adecuada. 

“Pero no hay que olvidar que, por el cambio climático, en estos momentos tenemos más de 1 millón de hectáreas productivas bajo el agua. Y ese anegamiento llegó para quedarse, por lo que esas zonas dejarán de ser productivas”, auguró. 

Los acuerdos internacionales adoptados con fuerza vinculante, explicó, apuntan a limitar la suba de la temperatura a 2 °C hasta el año 2050. “Con esa meta planteada, la máxima concentración de dióxido de carbono (CO₂) en la atmósfera no puede superar las 450 partes por millón (ppm). O sea que podemos emitir hasta 2.900 gigatoneladas (GTn) de CO₂”, cuantificó. 

El problema es que buena parte de ese volumen ya fue emitida. “De aquí en más, sólo nos quedan menos de 1.000 GTn (de hecho, hay cálculos que indican que el remanente es de entre 800 y 600 GTn). Y para que sea posible modificar la tendencia actual, el pico de emisiones tiene que darse en 2020. Tenemos tres años para salvar nuestro clima. Es por ello que al sector de la energía debemos pedirle un esfuerzo enorme e inmediato”, sentenció. 

Lo bueno, prosiguió, es que la tecnología que puede permitir esta proeza ya se encuentra disponible y es competitiva. “El año pasado, a pesar de que China y Estados Unidos registraron una suba en su Producto Bruto Interno (PBI), las emisiones no crecieron. Y por primera vez en la historia esto no estuvo relacionado con una crisis económica. Estaríamos logrando un cierto des-acople entre la expansión del PBI y de las emisiones. Asimismo, en 2016 la mayor parte de las inversiones energéticas (dos tercios) se vincularon con las fuentes renovables”, celebró.
 
Lo que viene

De cara al futuro, Villalonga estima que la energía eólica continuará con su crecimiento imparable. “También se espera un leve aumento de la participación hidroeléctrica, pero lo más notable es el previsto auge de la generación solar, que próximamente superará a los hidrocarburos. La gran pregunta es si será suficiente”, cuestionó el fundador de la organización Los Verdes y ex director de Greenpeace. 

Para 2050, apuntó, el sector eléctrico tendrá que ser “cero emisiones” y el transporte deberá estar en su totalidad electrificado, por lo que el petróleo jugará un rol marginal (limitado al transporte marítimo, la petroquímica y no mucho más). 

“Hay que prepararnos, por ende, para el fin de la era del crudo en menos de 35 años. El gran protagonismo activo de este cambio lo tendrán las energías renovables”, recalcó. En ese aspecto, aseveró, la Argentina está creciendo a un buen ritmo. “Pretender una mayor velocidad es difícil. Si sostenemos esta dinámica, podremos cumplir algunas metas importantes. Pero no hay que conformarnos con que el negocio esté en marcha. Si antes reclamaba condiciones para favorecer la inversión en fuentes renovables, ahora que esas condiciones existen es momento de responder con hechos”, expresó.

Año caliente

A decir de Villalonga, por primera vez el país tiene un Gobierno que está dispuesto a fijarse objetivos y a tomarlos en serio en lugar de considerarlos meros indicativos. “Es por ello que creo que para 2020 llegaremos al 10% de participación renovable en la matriz energética. Y hay optimismo para alcanzar el 20% en 2025”, anticipó. 

A la hora de planificar, expuso, hay que considerar que habrá que llevar esa proporción hasta un 35% para 2030, a un 50% para 2035 y a un 65% para 2040. “Esto sólo será posible con la realización de grandes obras, la ruptura del paradigma de la soberanía energética y la promoción de la integración regional. Por supuesto que traer combustibles por barco constituye una debilidad, pero intercambiar energía con los vecinos no lo es”, diferenció. 

A su entender, los tiempos se acortaron de sobremanera. “Hay mucho por hacer en los próximos tres años. A escala global, para 2020 será esencial elevar el porcentaje de las energías renovables en la matriz a un 30% y que no ingresen al mercado más plantas de carbón”, detalló. 

El año que viene, pronosticó, será políticamente caliente y polémico. “Alemania reclama más responsabilidad y en el otro extremo está Donald Trump. En efecto, la salida de Estados Unidos del Acuerdo de París puede ser letal para el financiamiento de las energías verdes. En suma, se vienen grandes negociaciones en la próxima reunión del G-20, la cual presidirá y organizará la Argentina”, completó.



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