Son aerogeneradores totalmente diferentes a los actuales tanto en su forma como en la manera de generar energía. Los responsables del proyecto Vortex son David Suriol, David Yáñez y Raúl Martín, socios en la empresa Deutecno. La simplificación del sistema consigue un ahorro en materiales, transporte y mantenimiento que hará que con el mismo euro, se genere hasta un 40% más de energía, más económica y eficiente.
En 2006, David Yáñez, presentó la primera patente. Desde ese momento no han parado de trabajar en este proyecto. Construyeron su propio túnel de viento para pruebas en una garaje de Avila, donde han llegado a probar un prototipo de 3 metros. Hasta que este año, Repsol ha seleccionado el proyecto Vortex para su proceso de incubación de empresas. Así tendrán la oportunidad de convertir un proyecto de laboratorio en un producto de mercado.
El dispositivo consiste en un cilindro vertical semirígido, anclado en el terreno, y que incluye materiales piezoeléctricos. La energía eléctrica se genera por la deformación que sufren esos materiales al entrar en resonancia con el viento. O como explica David Suriol de forma mas coloquial “Es como poner un bate de béisbol al revés, hacia arriba, y que oscila”.

Algunos de los beneficios de estos nuevos aerogeneradores son:
No generan ruido.
No producen interferencias con los radares.
Menor coste de materiales y montaje.
Costes de mantenimiento mas reducidos.
Reduce el impacto medioambiental.
Más eficiente. Produce energía limpia mas barata.
Funciona ante un mayor rango de velocidades de viento.
El proyecto Vortex consiguió el primer premio de la categoría Energy en The South Summit 2014.
En 2016 ya se podría tener la primera unidad de este aerogenerador sin aspas, gracias al apoyo inicial de Repsol y de doce inversores privados. El precio de mercado sería de unos 5500 euros.
Fuente: http://www.panamaon.com/
NR: En el próximo Newsletter ampliaremos sobre estos tipos de Sistemas de Conversión Eólica donde las primeras investigaciones datan de 1853 cuando se llevo adelante el invento del profesor H. G. Magnus, físico experimental de la ciudad de Berlín, donde explicaba su teoría conocida como efecto Magnus.
El primer antecedente de uso comercial de ese efecto se dio en el barco alemán que se llamaba Flettnner-Rotor en los años inmediatamente posteriores a la Primera Guerra Mundial.
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