Con la intención de obtener fondos internacionales para financiar sus proyectos de inversión, principalmente en el área de la energía eólica, Impsa, nave insignia del grupo Pescarmona intentará este año cotizar en los mercados bursátiles de Estados Unidos y Brasil. Más precisamente en Wal Street y en el Bovespa (bolsa de San Pablo). En ambos recintos tienen pensado sus ejecutivos reflotar los planes para encarar procesos de oferta pública inicial de acciones (OPI). Esta herramienta le permitiría obtener capital para encarar planes de crecimiento.
Se trata de un viejo anhelo para el grupo que comanda el empresario mendocino Enrique Pescarmona, si se tiene en cuenta que ya en 2008 intentó abrir su capital en mercados internacionales y chocó con la crisis subprime. Luego, en 2011 volvió a la carga con un intento por abrir su holding Impsa a la bolsa paulista. En ese momento, buscó financiar la gran expansión de los negocios de energía eólica en Brasil. Pero el plan fue congelado más tarde por los problemas que presentaba la situación económico-financiera global.
Ahora, vuelve a la carga. Y como paso previo, Impsa se enfrascó en la tarea de reorganización societaria. Es decir, en aplicarle cosmética financiera a sus negocios para presentarse de manera más ordenada ante los capitales internacionales. El plan incluyó la creación de una sociedad madre en Luxemburgo, bajo la cual consolidará los contratos eólicos de Brasil y los proyectos energéticos que lleva a cabo en Argentina.
La nueva sociedad quedó constituida bajo el nombre de Venti Luxemburgo, y fue anunciada por el grupo mendocino a la Comisión Nacional de Valores (CNV) el pasado dos de enero. En el documento, que lleva la firma de Julio Dreizzen, responsable de Relaciones con el Mercado de Impsa, explica que la nueva sociedad también será el canal elegido para sostener un programa de emisión de deuda que incluye un bono por u$s 390 millones al 2020.
El documento detalla que la reorganización societaria implica un traspaso interno de acciones entre Impsa en la filial dedicada a los negocios eólicos y una de sus controladas.
La sociedad instrumentó una reorganización societaria consistente, principalmente, en la venta de la totalidad de las acciones que poseía en Wind Power Energía S.A. (WPE) a su compañía vinculada Venti S.A.
Asimismo, Venti notificó a Impsa que, en función de dicha reorganización, se constituyó de forma incondicional e irrevocable en fiador solidario, liso, llano y principal pagador de todas las obligaciones que Impsa tenía con los tenedores de las Obligaciones Negociables Clase I; Clase VI; Clase VII; Clase VIII; Clase IX; Clase X; Clase XI, y Clase XII, todas emitidas en el marco del Programa Global de Emisión de Títulos de Deuda de Mediano Plazo por un monto nominal máximo en circulación en cualquier momento de u$s 500 millones. La fianza se extiende a todas las sumas adeudadas a los tenedores de obligaciones negociables de IMPSA por todo concepto a ellas vinculado, agrega el paper.
Según explicaron voceros del grupo mendocino al diario Los Andes, la reestructuración financiera no implica cambios sustanciales en la marca Impsa, sino que servirá para reflotar el plan de búsqueda de fondos internacionales suspendido tras la crisis global de hace tres años. Los voceros agregaron que, debido a la reorganización societaria, se consolidarán los balances en pesos argentinos y reales a moneda norteamericana en Venti Luxemburgo. Y sostuvieron que el proceso emprolijará y dará mayor claridad a los números de los negocios de Impsa en Argentina y Brasil para, de este modo, clarificar los riesgos asociados a cada país. Además se busca darle mayor respaldo a un bono que fue afectada por los riesgos políticos del país, en especial los vinculados al conflicto del Gobierno con los holdouts.
El proceso también servirá para que Impsa se haga de fondos necesarios para financiar varios de los proyectos que tiene en carpeta para este año. Por caso, la construcción de un parque eólico por u$s 170 millones en Uruguay; la fabricación de 287 generadores eólicos de 2,0 MW en Brasil, equivalentes a 574 MW por 1.650 millones de reales. Estos equipos deben ser entregados entre 2016 y 2018.
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