Casi todos los países buscan una mayor penetración de las fuentes de generación eléctrica a partir de eólica y solar en su matriz, la cual permite un aumento de la capacidad de generación, pero la disponibilidad de la misma es intermitente. Además, en particular la Argentina y Brasil tienen fuerte potencial para alcanzar la autosuficiencia en gas natural en el próximo lustro y de tal forma desplazar la combustión de productos del petróleo más contaminantes como el fuel oil y el diésel.
La Argentina enfrenta en este marco el desafío de mantener un precio de paridad de importación del gas natural para permitir la comercialidad de sus recursos de gas natural no convencional y a la vez mantener las condiciones favorables para la inversión en las energías renovables no convencionales. Estos esfuerzos permitirán agregar capacidad significativa a la base productiva que, una vez instalada o una vez alcanzada la escala eficiente de producción necesaria de los hidrocarburos no convencionales, disminuirá el costo promedio de la energía en el país.
Este esfuerzo que actúa sobre la oferta de energía no será suficiente sin la gestión de la demanda en términos de eficiencia y la promoción para que la misma se adapte temporalmente al mix de oferta disponible.
A su vez, inversiones en infraestructura, un marco regulatorio que propicie la generación distribuida y el desarrollo de tecnología para una mejor medición de energía consumida o inyectada a la red por los consumidores-generadores complementarán la mejora de la eficiencia del sistema.
Por último, es esperable que los esfuerzos a nivel internacional para la disminución de los costos de almacenaje de energía de red en baterías de gran escala den sus frutos y Argentina pueda aprovechar estas tecnologías para un mejor balance temporal y geográfico de su ecuación energética.
Fuente: http://revistapetroquimica.com/
Publicar un comentario