Según Gabarain, los estados deben trazar metas y objetivos específicos para que obtengan éxito en los programas. Deben constar, dentro del cronograma, objetivos cuantitativos, que definan la estimativa de producción por Megavatios, y temporales, que puedan estipular plazos para los proyectos. “También debemos atribuir responsabilidad a las instituciones privadas y debe haber voluntad política, para que alcancemos un verdadero grado de implementación de esos programas en la sociedad”, destacó.
El especialista también designa responsabilidad a las organizaciones internacionales, como las Naciones Unidas y el BIRD (Banco Mundial). Esas instituciones, en su punto de vista, pueden facilitar líneas de financiación a los productores de energías renovables con perspectivas de retorno financiero.
El apoyo, en ese caso, se da a través de préstamos con un interés inferior al del mercado y en paquetes monetarios que promuevan el desarrollo industrial en esas naciones. “Para que garanticemos el progreso y la riqueza a las comunidades debemos, de alguna forma, integrar las inversiones en toda la región”, destacó.
Según el analista, la producción de energía eólica podrá ser una alternativa eficaz en el caso de que los gobiernos adopten la política de expansión de la matriz de energías renovables en América Latina.
Telmo Gabarain considera ese tipo de energía barata y accesible, principalmente, para pequeños productores rurales. “La gran ventaja para los propietarios, al implantar ese sistema, es el posible ingreso adicional, pues la técnica es relativamente simple y accesible para los países con economía en desarrollo”, destacó.
Con la producción eólica, los productores lograrían el autoabastecimiento de la propiedad, además de eso, comercializarían la producción excedente con compañías de energía, lo que debe generar, consecuentemente, una nueva fuente de renta.
Itaipu Binacional – Sala de Prensa
21/05/2008
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