Cuando se habla del enorme potencial de la energía eólica en la Argentina, suele perderse de vista su ínfima incidencia en el actual escenario. Nada más contundente, a la hora de graficar el escaso aprovechamiento energético de los vientos a lo largo y ancho del país, que las estadísticas que maneja la Asociación Argentina de Energía Eólica (AAEE). Según dicha entidad, por estos días el segmento representa menos de un 1% de la matriz energética nacional.
A decir de Carlos Badano, referente de la AAEE y titular de la firma St. Vincent Energías Renovables, la potencia instalada a nivel local ya supera los 30.000 megawatts (MW). “De ese total, la generación eólica implica hasta el momento unos 200 MW; es decir, alrededor de un 0,66%. Una participación francamente bajísima”, puntualiza el directivo.
A su criterio, de mejorar las condiciones de financiamiento y el respaldo al segmento, en el corto plazo podrían ponerse en marcha diversos proyectos que elevarían hasta 26 la actual capacidad aerogeneradora. “Hay aproximadamente 5.000 MW eólicos en espera de ejecución. En caso de concretarse esas iniciativas, la oferta del sector podría llegar hasta los 5.200 MW en los próximos cinco o seis años”, estimó.
De acuerdo con la AAEE, un 70% del territorio argentino es apto para el desarrollo de emprendimientos eoloeléctricos. “Desde la sanción de la Ley 26.190, el país asumió el compromiso de aumentar la incidencia de la generación por fuentes renovables hasta un 8% de la demanda de energía eléctrica. Por desgracia, poco hemos avanzado hasta ahora para alcanzar dicha meta”, advierte Badano.
En contraposición, indicó, la energía eólica está creciendo mucho en distintas partes del planeta. “China lidera esta tendencia, seguida por Estados Unidos, Alemania y España, sólo por nombrar algunas naciones”, completa.
Lo que hay y lo que falta
Según el presidente de la AAEE, Erico Spinadel, es un error limitar el potencial eólico argentino a los vientos patagónicos. “La Patagonia queda muy lejos de las áreas de consumo masivo, por lo que éstos deberían aprovecharse in situ a fin de evitar pérdidas”, explica.
En cambio, añade, en la Costa Atlántica de la provincia de Buenos Aires hay vientos similares a los de las costas del Báltico o incluso de algunas del Mar del Norte. “Cosechar su energía implicaría distancias mucho menores hasta los lugares de demanda. Y lo mismo sucede en varios emplazamientos en nuestras provincias de las zonas andinas y centrales”, afirma.
Teóricamente, el potencial aerogenerador local podría abastecer todas las necesidades eléctricas domésticas y parte de las de nuestros vecinos. “No obstante, en la práctica eso no lo permitirían las actuales redes eléctricas. Asimismo, el viento no sopla en forma constante, mientras que un servicio público de energía eléctrica debe estar a disposición de la demanda en todo momento. En suma, al estado actual de la técnica, la energía eoloeléctrica debe considerarse un gran complemento de la generada por métodos convencionales”, comenta.
Pero no basta, en su opinión, con tener un extraordinario potencial de energía eólica, sino que son tres las condiciones necesarias: viento adecuado para captar su energía; redes eléctricas aptas para evacuar lo generado hacia ellas; y una legislación apropiada con continuidad jurídica para lograr inversiones. “Vientos tenemos y redes también (aunque requieren algunas modificaciones); lo que nos falta es una legislación adecuada y confianza en nuestra continuidad jurídica”, advierte.
Fuente: http://revistapetroquimica.com/
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