La compra de energía se llevó uno de cada 10 dólares que ingresaron por exportaciones

En 2012, las importaciones del sector se mantuvieron firmes, pese a la desaceleración de la economía; equivalen a un 70% del superávit comercial.

Desde la mirada de las cuentas públicas, se trata ya de un gasto fijo. Pese a que el Gobierno tomó medidas titánicas para contener su avance, la importación de energía se mantuvo durante 2012 en un nivel idéntico al del año anterior, aun en un contexto de menor demanda por el enfriamiento de la economía. Las cuentas finales arrojarán que el país destinó a financiar su faltante de energía más de uno de cada 10 dólares que le ingresaron por exportaciones, algo casi impensado en los albores del kirchnerismo, cuando la economía estaba en crisis, pero la generación energética local gozaba de buena salud.

En otros términos: las importaciones energéticas fueron equivalentes a casi tres de cada cuatro dólares del superávit comercial (hasta noviembre de 2012 fue de US$ 12.161 millones), uno de los números a los que la presidenta Cristina Kirchner presta más atención.

Así lo atestiguan los números del Indec. Hasta noviembre del año pasado, las importaciones contempladas en el rubro combustibles y lubricantes implicaron una erogación de 8690 millones de dólares (apenas US$ 7 millones menos que en el acumulado del mismo período del año pasado), un 11,5% de los US$ 75.212 millones que ingresaron en el país por ventas al exterior.

Las compras de energía al exterior tienen otros récords negativos. Por caso, de los siete ítems que contempla el Indec en su desagregación por usos económicos, es el único que no registró caídas en la desacelerada economía de 2012. Y alcanzaron un nivel similar al de 2011, año récord en materia de compras de energía al exterior (en ese período crecieron un 110%, de US$ 4474 millones a US$ 9397 millones).

Son cuentas que le molestan a la Presidenta, que debió recurrir a restricciones cambiarias, según ella mismo lo deslizó en varias oportunidades, para asegurar los dólares que le permitan pagar las obligaciones del país en moneda extranjera, como las importaciones y los vencimientos de deuda pública. Un ejemplo: con los números de importación de combustibles en la mano, decidió avanzar en la expropiación de YPF. Siete meses más tarde, pese a que la gestión estatal de Miguel Galuccio al frente de la empresa sostiene que logró reducir una porción importante de las importaciones, sus esfuerzos no se notan cuando se hace la comparación con los números de 2011 a nivel nacional.

No es el único esfuerzo que parece haber caído en saco roto. El viceministro de Economía, Axel Kicillof, preocupado por el peso negativo de la energía en las cuentas públicas, ordenó cambios en el sistema de importación de gas natural licuado (GNL), que llega a las terminales de Escobar y Bahía Blanca por barco desde ultramar. Les quitó el manejo de esa operación a funcionarios de Enarsa, que responden al ministro de Planificación, Julio De Vido, hasta ahora sin un éxito evidente. O el propio secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, siempre preocupado por evitar la salida de dólares, cualquiera que sea el sector que los erogue.

Los analistas coinciden en un punto: el peso de las importaciones sobre el mercado cambiario y las cuentas nacionales no fue mayor en 2012 debido al estancamiento de la economía.

"Algunos indicadores muestran que hubo recesión. La demanda de gasoil [el combustible líquido más importante del sistema energético local] cayó 4,43% y el consumo eléctrico se expandió sólo 3,4 por ciento en el año", sostuvo Jorge Lapeña, ex secretario de Energía durante la presidencia de Raúl Alfonsín. Agregó que la producción de gas cayó 3,08 por ciento con respecto de 2011 y la producción de petróleo casi no creció con respecto al año pasado. "Ello demuestra que el impacto de la estatización de YPF en el volumen producido de hidrocarburos de la Argentina por ahora es nulo. "La importación energética se hace cara y mal. El desafío que el Gobierno no entiende es que sólo le queda un camino: convertirse en un importador eficiente", afirmó.

Por su parte, Daniel Montamat, quien también ocupó la cartera de Energía y la presidencia de YPF, sostiene que "la economía argentina se ha hecho altamente dependiente de la energía importada porque la producción nacional de gas y petróleo -que representan casi el 90% de las necesidades primarias de energía- viene declinando cada año. Si la declinación no se debe a un problema geológico irreversible, sino a una política energética fallida, con más razón debemos cambiar esa política para recuperar el autoabastecimiento".


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