Frente a ello y después de un verano sin grandes sobresaltos, funcionarios desempolvaron ayer su manual de cabecera para enfrentar la amenaza de un colapso energético.
Les demandaron a las mayores empresas del país -siderúrgicas, alimentarias, petroquímicas y automotrices- que reduzcan su consumo de electricidad para moderar la demanda nacional, liberar una parte de los recursos para los hogares y evitar un estallido del sistema en su conjunto.
Pero eso no fue todo. También hubo contactos entre el Gobierno y las distribuidoras Edesur y Edenor para que hagan cortes selectivos y rotativos entre clientes de alta demanda, como countries, grandes edificios o barrios de alta densidad residencial, según confirmaron fuentes del sector.
Sin embargo, la instrumentación de esas medidas fue negada por voceros del ministro de Planificación Federal, Julio De Vido. Sostuvieron que la demanda eléctrica no llegó a superar el máximo registrado en 2014 donde hubo que poner en servicio 24.000 MW en máquinas, en donde el sistema pudo responder.
Aclararon, además, que la red está preparada para poner en servicio 26.000 MW de potencia, mediante el aumento de la potencia de la central Atucha II y la importación de energía desde Brasil.
Fuente: Diario Inversor Energético Y Minero

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