La mayoría de los vecinos de Samsø participa como propietario de las turbinas, al igual que el ayuntamiento. Además, varias cooperativas vecinales gestionan centrales térmicas para calefacción. Es el caso de la planta de Brundby, cuya energía proviene de la quema de paja. Esta materia prima procede de varios granjeros locales, que aprovechan después las cenizas como abono. Por su parte, la instalación de Nordby-Maarup se basa en placas solares y la quema de corteza de árbol.
En Dinamarca, se construyó en el año 2000 el parque eólico marino de Middelgrunden, frente a las costas de Copenhague. Sus impulsores son una empresa de servicios municipales, Copenhaguen Energy, y una cooperativa ciudadana. Sus veinte aerogeneradores producen 40 MW y participan más de 8.000 accionistas.
En Reino Unido, una pequeña comunidad local en Dyfi Valley, Gales, instaló en 2003 la "Pobl Pwr", la primera turbina eólica colectiva de este país. Los vecinos instalaron y financiaron el aerogenerador y se benefician de la venta de energía. Ante el éxito logrado, sus responsables planifican la construcción de una segunda turbina.
En Dakota del Norte (EE.UU.), Basin Electric ha hecho también historia al convertirse, a principios de 2010, en el proyecto de energía eólico más grande puesto en marcha por una cooperativa rural de consumidores. La granja de aerogeneradores produce 115 MW para más de 130 sistemas rurales de nueve estados que participan en la cooperativa, de manera que sirven de forma indirecta electricidad a unos 2,8 millones de personas.
Cómo impulsar una cooperativa de energías renovables
Los impulsores de estos proyectos han tenido que superar desafíos económicos, administrativos y técnicos muy diversos e importantes. Por ello, los consumidores interesados deben tener una clara conciencia ecológica y ser muy perseverantes para no caer en el desánimo.
Sus responsables subrayan que las instituciones, en especial las locales, juegan un papel esencial para el fomento de las energías renovables, y en concreto, de los proyectos cooperativos ciudadanos. Las ayudas y subvenciones, la implantación de un marco legal y burocrático que facilite y apoye estas iniciativas, o el impulso de acuerdos entre todas las partes involucradas, empresas, instituciones y ciudadanos son básicos para ello.
Los consumidores pueden reclamar a las instituciones que apoyen este tipo de iniciativas y participar e invertir en las cooperativas que ya funcionan.
Fuente: www.ecoticias.com
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