Aunque la explotación de la fuente eólica en Brasil sea todavía tímida, cuando se habla de esta energía en el país, en especial el potencial de generación, que excede a 200 mil megavatios, los números siempre impresionan y demuestran las oportunidades de inversiones allá.
Con tanto potencial, es inevitable cuestionar por que el crecimiento no es tan acelerado cuanto en tesis podría ser y la respuesta trae una lista que invariablemente apunta cuestiones tributarias, ya que el país es el que presenta la carga tributaria más elevada entre los países emergentes (los brasileños tienen que trabajar 123 días para mantener los gastos de la Unión Federal, de los Estados y Municipios).
Sin embargo, atentos a las oportunidades de desarrollo económico con la explotación de los vientos - además de todas las otras ventajas, principalmente ambientales -, el gobierno federal y los gobiernos de los Estados de la federación vienen concediendo incentivos fiscales. Como ejemplos hay la Ley federal 11.488/2007 (conocida como REIDI), que suspende el cobro de "contribuciones sociales" (uno de los tipos de tributos brasileños), y la exención de IPI (Impuesto sobre Productos Industrializado), otro tipo de tributo federal.
Además de los incentivos federales, las regiones (ej: Nordeste, donde hay el mayor potencial energético eólico en el país) también ofrecen incentivos propios, sumados a otros incentivos ofrecidos individualmente por los Estados de la federación. Por lo tanto, aunque se discuta el gravamen tributario brasileño sobre el desarrollo eólico, las medidas que ya han sido adoptadas, además de las que se esperan sean añadidas, indican la seriedad con que el país está preparándose para crecer cada vez más en el sector.
La Autora es abogada, socia de la oficina brasileña Becker, Pizzatto & Advogados Associados, cordinadora del área jurídica de Energía Eólica.
Fuente: LAWEA Newsletter
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