Argentina - Está condenada a constituirse en una potencia a nivel mundial - Parte I

Los especialistas consultados coinciden en que las políticas públicas deben acompañar este desarrollo. ¿Puede ser una solución a los problemas energéticos que afronta el país?

Existe en el país una creciente demanda de energía eléctrica, tanto en el sector industrial como domiciliario, que sumado a la reducción de la disponibilidad de gas natural y a la necesaria importación de combustibles líquidos, convierten a la energía eólica y a las demás fuentes renovables en las principales fuentes a desarrollar en el futuro.

Para Gustavo Cedron, socio de Mitrani, Caballero, Ojam y Ruiz Moreno Abogados sin lugar a dudas, la energía eólica es una de las soluciones a los problemas energéticos que afronta la Argentina.

El país cuenta con características técnicas inigualables en cuanto a recurso eólico aprovechable y presenta algunas de las condiciones más favorables del planeta para la producción eólica.

“Si bien los costos iniciales suelen ser relativamente elevados en comparación con otras tecnologías convencionales de generación de energía, su potencial teórico -vientos que redundan en factores de capacidad por encima del 35% en gran parte del territorio nacional- es tan elevado que no puede dejarse de lado”, explicó el abogado.

En todo el territorio nacional existen aproximadamente 50 Parques Eólicos, lo que demuestra que todo está por hacerse en esta materia.

En la Argentina, la generación eléctrica se basa principalmente en la fuente térmica,  la fuente hidroeléctrica, y la fuente nuclear, respectivamente, destacó Ezequiel Cassagne, titular de Cassagne Abogados.

“En este escenario se asoman las fuentes de energía renovable, como ser la energía eólica, los pequeños aprovechamientos hidroeléctricos, la energía solar, la térmica a partir de biocombustibles, la biomasa y la geotérmica”, explicó el abogado.

Asimismo, Cassagne agregó que el sector de las energías renovables es un ejemplo de la necesidad de concretar colaboraciones público privadas, dado que sin la ayuda pública, esta industria no podría desarrollarse, en la medida que su explotación posterior no es rentable, por tratarse de una energía onerosa, cuyo mercado en la actualidad es reducido.

Por otra parte, sostuvo que se enmarca en una verdadera política global energética, que implica un cambio orientado hacia una matriz de energía sustentable en aquellos países con conciencia ambiental, muchos de los cuales tienen otras necesidades de infraestructura más acuciantes, lo que determina la importancia de la colaboración del sector privado para el desarrollo de este tipo de energías renovables. 

Nuestro país posee características geo-climáticas excepcionales, caracterizado por tener, por ejemplo, cantidades y calidades de vientos aprovechables para la generación Eolo-eléctrica.

De hecho, el 70% del país tiene vientos fuertes y constantes necesarios para este tipo de producción. Por tal motivo, Argentina está condenada a constituirse en una potencia a nivel mundial en generación de energía eólica, si las políticas públicas acompañan.

En esta línea, Cedron sostuvo que la principal ventaja para la inversión en la Argentina radica en el potencial teórico de generación eólica en el país, que podría llegar a más de 2.000 Gigavatios (GW), valor equivalente a dos veces la capacidad de generación total actualmente existente en los Estados Unidos.

Así, el socio de Mitrani, Caballero, Ojam y Ruiz Moreno Abogados destacó que el país cuenta con características técnicas inigualables en cuanto a recurso eólico aprovechable: con un territorio continental de una superficie aproximada de 2.800.000 km2 que se encuentra en un 70% cubierto con vientos de gran velocidad media anual.

En cuanto a las desventajas que presenta la inversión en la Argentina, Cedrón señaló la falta de previsibilidad en las políticas públicas y energéticas, el acceso restringido al mercado de capitales, escaza relevancia en la agenda pública de los funcionarios de turno, y la inexistencia de un marco regulatorio propio que provean previsibilidad y seguridad al inversor.

En la misma línea, Cassagne destacó que es importante tener presente que la política energética debe ser una política sectorial de largo plazo, inserta en la política global de desarrollo, lo que requiere de una base institucional y jurídica perfectamente establecida para que pueda desarrollarse sistemática y armoniosamente dentro de una planificación preestablecida.

Existen al menos 60 países en el mundo que poseen políticas de promoción de energías renovables para generación eléctrica, como ocurre en Estados Unidos, Australia, Brasil, Uruguay y, más tarde, Argentina.

En muchos países como Argentina, Cassagne explicó que se impone el desarrollo de planes de generación de energía verde, dado que las importaciones energéticas han crecido en el último tiempo de manera considerable.

Así, sostuvo que esto se debe fundamentalmente a la compra de combustibles líquidos y gas natural, y eso no cambiará en el corto plazo ni siquiera como consecuencia de los proyectos auspiciosos de shale gas y shale oil que se han detectado en las cuencas argentinas, dado que su eventual producción no será inmediata, además del hecho no menor de que requieren cuantiosas sumas de dinero para hacerlos realidad, más allá del entusiasmo lógico que muestran los funcionarios provinciales y nacionales con estos reservorios no convencionales.

Asimismo, el abogado indicó que no hay que descartar la resistencia que esta modalidad de extracción tiene en los ambientalistas, que han llegado a lograr la prohibición por ley de esta actividad en países como Francia.   

Si bien con métodos diferentes, todos los proyectos de energías renovables se basan en un eje rector: necesitan de incentivos económicos extras para su concreción. “Sin ello, es casi imposible su instauración creciente en la era de los combustibles fósiles”, precisó Cassagne.

Como hemos dicho, el gran problema que tiene la generación de electricidad por medio de fuentes renovables en Argentina es que se trata de una energía onerosa, debido a su costo de producción, en comparación con otro tipo de fuentes, como la hidroeléctrica o la térmica.

Por tal motivo, el titular de Cassagne Abogados dijo que es indispensable que cualquier programa de incentivos a la generación de energías verdes permita, o subsidiar el precio final de la misma, para que pueda ser vendida a precios de mercado de las demás energías, o que se garantice la compra al precio de este tipo de energías. 

Debido a las características propias de su generación -falta de seguridad en la existencia de vientos de considerable velocidad, la necesidad de construir líneas de alta tensión que sean capaces de conducir el máximo de electricidad que sea capaz de producir, imposibilidad de prever la generación con suficiente antelación-, Cedrón agregó que la energía eólica requiere siempre de un respaldo de las energías convencionales, para posibilitar que un país disponga en todo momento de los niveles de energía que su industria y población requieren.


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