En 2020, el Covid-19 ha modificado la agenda y prioridades de los países, sus sociedades, empresas e individuos. ¿Considera que temáticas como el cambio climático, la descarbonización, la eficiencia energética y la gestión de la energía, pueden volver a tener la atención e importancia que merecen?
El Banco Mundial afirma que el Covid ha disparado la mayor recesión global en décadas. La respuesta a este desafío ha sido igualmente única, ya que en todo el mundo se han implementado planes de estímulo económicos y financieros por alrededor del 20% del PBI, de modo de permitir a los países, sus industrias y ciudadanos afrontar mejor la crisis.
El mundo debería aprovechar parte de estas grandes cantidades de dinero disponible para canalizarlos hacia objetivos estratégicos, como por ejemplo el de acelerar la transición energética. Confío en que sabremos aprovechar esta oportunidad para encarar a fondo el proceso de descarbonización de los sistemas energéticos, las industrias y la sociedad.
Respecto a la creciente demanda de energía que existe a nivel global, ¿qué propuestas considera más oportunas para hacer frente al enorme desafío de responder a dicha demanda, y a la vez poder cumplir con el objetivo de garantizar acceso a energía asequible y no contaminante (ODS 7)?
El esfuerzo global por limitar el calentamiento global a menos de 2°C ha dado lugar a una enorme y esperanzadora inversión en energías renovables en el sector eléctrico, aumentando la cuota de renovables hasta cerca del 22% a nivel mundial. Sin embargo, ello ha tenido relativamente poco impacto en las emisiones globales de carbono, ya que alrededor del 60% proceden de sectores como el transporte, los edificios o la industria, que han avanzado poco en su proceso de descarbonización.
Se debe hacer más, y más rápido, si queremos evitar un cambio climático irreversible. Para alcanzar el deseado objetivo de cero emisiones de CO2 a mediados de este siglo, hay que adoptar un enfoque integral, que permita descarbonizar profundamente a todos los sectores de la economía.
En este sentido, el llamado «acoplamiento sectorial» es un elemento fundamental de la transición energética, e implica una mayor electrificación de otros sectores, empleando fuentes renovables en una forma extendida.
Debemos ser pragmáticos y encarar estos desafíos con un enfoque holístico, paso a paso, expandiendo las energías renovables, aumentando la eficiencia de los activos existentes, reemplazando el carbón por el gas, para ir a futuro mudando hacia sistemas híbridos y combustibles verdes.
¿Cuál es el papel que juegan las empresas para contribuir a esta transición energética?
Las empresas pueden y deben hacer una importante contribución para viabilizar este proceso de transición, y con este objetivo en mente deben trabajar fuertemente para mejorar su eficiencia energética y reducir su propia huella de carbono. El impulso y las motivaciones para el desarrollo de la Eficiencia Energética tiene básicamente tres factores de éxito principales:
1-Costo de la energía
2-Responsabilidad social de la empresa (contribución a la protección ambiental, objetivos corporativos propios)
3-Relevancia política, a través de la legislación (estableciendo objetivos climáticos, incentivos impositivos, crédito).
Es cierto que probablemente en nuestro país los incentivos en estos 3 ejes no sean actualmente suficientemente fuertes, pero ello no debiera ser una excusa, ya que encarar esta transición es hoy técnicamente posible, económicamente viable y socialmente imprescindible, por lo que en definitiva es una cuestión de compromiso y liderazgo empresarial.
¿Cree que las empresas necesitan personal capacitado en gestión eficiente de la energía dentro de sus organizaciones?
Ser responsables con el medio ambiente no es solo una cuestión ética sino además un buen negocio, ya que existe una relación directa entre la gestión eficiente de la energía y la competitividad de una empresa. Contar con personal capacitado para una gestión eficiente de la energía dentro de la organización le permite a una empresa desacoplar el crecimiento económico del impacto ambiental generado.
De allí la importancia del EUREM, que brinda a los graduados capacidades para reducir el consumo energético de las empresas, disminuyendo costos, mejorando la competitividad, facilitando el acceso a mercados internacionales y reduciendo la emisión de gases de efecto invernadero.
En resumen, un graduado del EUREM puede jugar un rol clave en una empresa, no solo por el impacto de su gestión en el corto plazo sino por su contribución a la sostenibilidad en el mediano y largo plazo.
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