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Hacer sostenibles las ciudades ha sido objetivo de diferentes gobiernos y organizaciones durante mucho tiempo. En un contexto de aceleración de los procesos de urbanización, cambio climático y profundización de las desigualdades, esta búsqueda nos convoca hoy más que nunca.
Con el correr del tiempo, han surgido un conjunto de definiciones y conceptos que intentan abarcar proposiciones integrales de nuevos modelos de ciudad y territorios, que no sólo reduzcan el impacto ambiental de las actividades antrópicas, sino que permitan también el desarrollo de las comunidades y la mejora de la calidad de vida de quienes los habitamos. Aparecen así conceptos como Ciudad Sustentable, Baja en Carbono, Inteligentes, Saludables, a Escala Humana, Verde, Ecociudad. No obstante, a pesar de las diferencias que puedan encontrarse, en todas las definiciones modernas, aparece la preocupación por temas que son comunes: fomentar la recuperación de la ciudad, controlar la expansión urbana, desarrollar una gestión sostenible de recursos y residuos, promover la protección del patrimonio natural y cultural, y mejorar la accesibilidad y la eficiencia del transporte, entre otros. Siempre dentro de un enfoque integral.
Estas preocupaciones, como se dijo anteriormente, se plantean en el marco de aceleración del cambio climático, que se ha convertido en el principal desafío que enfrenta la humanidad. Este fenómeno es causado por el aumento de la concentración de gases de efecto invernadero (GEI) en la atmósfera, producto de la excesiva quema de combustibles fósiles y otras actividades realizadas por el hombre asociadas al cambio de uso del suelo. Los efectos del Cambio Climático ya son evidentes a raíz del aumento global de la temperatura media terrestre, lo que genera impactos de todo tipo en los ecosistemas del mundo. Todo esto pone en riesgo la supervivencia de numerosas especies y todos los sistemas humanos.
Por lo tanto, de acuerdo al IPCC (Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático), es necesario actuar de inmediato para limitar el incremento promedio de la temperatura global muy por debajo de los 2°C y aunar incluso esfuerzos para mantener la variación por debajo de los 1.5°C.
En paralelo, vivimos un crecimiento sin precedentes de la urbanización. En el mundo, y en particular en la región latinoamericana. Esto pone el foco nuevamente en las ciudades ya que hoy es allí donde se generan la mayor parte de las emisiones de gases de efecto invernadero y donde se viven más drásticamente los impactos del cambio climático. Esto provoca un giro importante en el rol que asumen los gobiernos en relación con los cambios ambientales, sociales y económicos. En particular hay un mayor énfasis en la necesidad de contribuciones complementarias a diversos niveles de gobierno para abordar conjunta y complementariamente los problemas más complejos de la sociedad actual, entre los cuales figuran los ambientales.
Urgidos por estos desafíos, y tomando en cuenta la constante búsqueda de las comunidades por un mayor bienestar, se han producido acuerdos como la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, el Acuerdo de París, la Nueva Agenda Urbana y otros acuerdos y marcos mundiales que pretenden sentar las bases y establecer guías para que la resiliencia, la inclusión, la búsqueda de modelos territoriales más compactos y procesos de mayor participación ciudadana, pasen a ser fundantes para la gestión del territorio.
Los gobiernos locales de todo el mundo, tomando conciencia de esta realidad, están tomado la iniciativa y hoy lideran los procesos de transformación necesarios para crear comunidades resilientes frente al cambio climático. Han formado, por ejemplo, coaliciones para impulsar y acelerar la acción climática a través del Pacto de Alcaldes por el Clima y la Energía y ayudar a las naciones a fijar nuevos y más ambiciosos objetivos climáticos para los próximos años.
Esta propuesta de Workshop se presenta como una oportunidad de construcción de capacidades, redes y vínculos para que funcionarios y ciudadanos comprometidos de la región sigan aportando al desarrollo resiliente frente al cambio climático de sus comunidades. La propuesta surge además, de la convicción de la importancia que tiene el aprendizaje entre pares, interdisciplinario y por la experiencia para generar respuestas que den solución local a los problemas globales.